Después del alubión de gente que el sábado 28 se echó literalmete a la calle, y el lleno de todos los rincones de Burgos, uno de ellos y de los más entrañables, el Espolón, presentaba el lunes este aspecto, como si sufriera una "gran resaca", prácticamente vacío, con los restos de la fiesta aún colgando en los árboles pero con sed de más. La Noche Blanca ha dejado buen sabor de boca, y todos estamos esperando que en un mes, el 28 de junio próximo, podamos montar otra noche pero esta vez no blanca sino en blanco porque esperamos no tener ganas de ir a dormir celebrando que Burgos es Capital Europea de la Cultura. Además, el 29 no tenemos que ir a trabajar...bueno alguno sí.
Autor: