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El Obispillo es una tradición que se remonta a la edad media, aunque perdida y recuperada hace menos de 20 años.
Diego González, de nueve años, pertenece a la Escolanía de la Catedral, los Pueri Cantores, y es elegido por sus compañeros para ejercer este cargo.

Diego González, cumplía, como cada 28 de diciembre, con una tradición arraigada en la capital burgalesa. El Obispillo recorría las calles de la ciudad a lomos de un caballo blanco, y era recibido por el alcalde de Burgos, Javier Lacalle. Diego se sentía cómodo en su cargo, además de arropado por sus compañeros, los “Pueri Cantores”, que ofrecían algunas interpretaciones a los asistentes. El Obispillo recibía también la enhorabuena de su “homólogo”, Félix Herráez, que por primera vez recibía a este singular personaje.
Diego González, de nueve años de edad, se mostraba orgulloso de representar a todos los niños de la escolanía de la Catedral, y explicaba al alcalde de Burgos, que venían a presentar su trabajo, "cantar para alabar a Dios". También agradecía a Javier Lacalle su trabajo para que " la ciudad esté cada vez más bonita" y tenía un recuerdo muy especial para todos aquellos que lo están pasando mal y que más necesidades tiene, "en especial a todos aquellos que se han quedado sin trabajo o sin hogar" y pedía "su ayuda" para solucionar estos problemas que a tantas personas afectan. Diego González señalaba que "confiamos  en usted y le damos las gracias por todo el cariño y el apoyo que siempre hemos recibido de este Ayuntamiento" y aprovechaba la ocasión para realizar una petición, que acondicionen las instalaciones de los deportes minoritarios, como el balonmano, porque "pasamos muchos frío en invierno".
Para terminar, Diego González deseaba lo mejor para este año a Javier Lacalle, y "se lo decimos de la forma que mejor sabemos, cantando". Lacalle agradecía estas cariñosas palabras, recordaba también en estos momentos a todos aquellos que lo están pasando mal, y se comprometía a estudiar el acondicionamiento de la instalaciones donde se practican estos deportes minoritarios. 
Tras este discurso y la interpretación de unas piezas musicales, Diego González salía al balcón del Ayuntamiento para saludar y dirigir unas palabras a los cientos de burgaleses que se habían congregado en la Plaza Mayor en esta mañana de los Santos Inocentes.
La fiesta del obispillo es una antigua tradición navideña que se remonta a la Edad Media, y consiste en la investidura de uno de los niños de la escolanía de la Catedral como máxima autoridad. La tradición se perdió al desaparecer la escolanía, pero se recuperó en 1998.

 

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Publicado en: Burgos
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