Muchos de ellos llevan años con sus puestos, domingo tras domingo, con sol o con lluvia. En la Plaza de España se dan cita vendedores de artículos diversos: herramientas, antigüedades o juguetes. Pero lo que hace especial este rastro es que es el único donde los aficionados a los libros pueden encontrar varios puestos. Estas mañanas tan extrañas de julio y agosto es una opción para los que se quedan por la ciudad.
Autor: igor astorga