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 Las infraestructuras son vitales para el desarrollo de un país, y en particular para la buena marcha de una provincia y de una región. Burgos tiene una gran carencia de infraestructuras: contamos con una de las carreteras más peligrosas del país, la N-1; seguimos con una autovía A-73 Burgos-Aguilar de Campoo con una mínima parte acabada; la conexión con La Rioja, la A-12, esta a falta de acabarse en su tramo burgalés, y tras casi dos décadas, la Autovía del Duero, la A-11, es la reivindicación histórica de Castilla y León. Esta vía, fundamental para el desarrollo económico y turístico de la provincia y de la región, tiene consignada para 2015 una partida de 8,4 millones de euros para el tramo burgalés, de los 28,4 que se han presupuestado para toda la autovía, menos del 11% del total necesario para su finalización. Una cantidad que se queda en un “insuficiente anticipo” que nos vuelve a dejar a expensas de próximos presupuestos.

Una vía cuya finalización ha sido considerada por los diferentes gobiernos como prioritaria y que lleva años de retraso. Una partida que contribuirá a retomar trabajos que la falta de recursos obligó a paralizar. Sin embargo, con este ritmo inversor, que marca el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el siguiente ejercicio, serían necesarios más de diez años para terminarla. Algo que desde Unión Progreso y Democracia creemos debe corregirse puesto que esta obra ya lleva el suficiente retraso.

Debemos recordar que en 1997 arrancó el proceso administrativo para la conversión en vía rápida del primer tramo de la carretera N-122, sin embargo sólo el 32%, 126 kilómetros, están en servicio de los más de 400 que vertebrarían de este a oeste la Comunidad, conectando la frontera portuguesa con el centro peninsular y el valle del Ebro.

A lo largo de este tiempo hemos contado con cinco gobiernos de dos signos políticos que no han podido terminar la construcción de la autovía.

Rebuscando en la hemeroteca comprobamos que han pasado 12 años desde la apertura del primer tramo, el que une Valladolid y Tudela (tuvo lugar en 2002), y cuatro desde la última inauguración. En julio de 2010 se abrieron 6,2 kilómetros de la Ronda Norte de Zamora, al que se unió en ese mismo ejercicio la Ronda Exterior Sur de Valladolid, que se completó en julio con la finalización de la Ronda Este (VA-30).

La próxima inauguración, si todo va bien, la veremos el año que viene en 2015, nos estamos refiriendo a la entrada en servicio de la Variante de Aranda de Duero, cuyos 15 kilómetros terminarán, eso sí, con unos cinco años de retraso, tras una inversión de 68,5 millones.

 No perdemos la esperanza de ver avanzar, a buen ritmo, los tramos restantes de esta vía fundamental para el desarrollo económico de la provincia de Burgos. Por ello, y tras comprobar el cúmulo de despropósitos que acumula la Autovía del Duero creemos que ha llegado el momento de apostar por esta vía, y dotar de más presupuesto a esta infraestructura uno de los ejes principales de la Península Ibérica.

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Publicado en: Provincia
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