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Durante todo el mes de diciembre y la primera quincena de enero, como consecuencia de las bajas temperaturas, el hielo, el trabajo de las cuchillas quitanieves y el esparcido de sal, las carreteras de la provincia sufrieron un importante deterioro, sobre todo aquellas que soportan mayor tráfico. La N-I tiene un volumen de circulación de entre 9.000 y 15.000 vehículos por día, de los cuales 4.500 son camiones.
Entre los kilómetros 251 (Rubena) y 280 (Briviesca) se produjeron los daños más importantes, que han sido reparados estas últimas semanas mediante el uso de aglomerado en frío, pero que ahora están siendo tratados mediante tareas de fresado y reposición con mezcla bituminosa en caliente.
Está previsto que en un futuro próximo se desarrolle el proyecto de rehabilitación estructural del firme entre los kilómetros 244 a 256,6 y 294,7 al 321,4, con un presupuesto de 17,6 millones de euros. Este proyecto se sumará al acondicionamiento y mejora del tramo comprendido entre los kilómetros 265 (Monasterio de Rodilla) y 294 (Cubo de Bureba), que ya se están llevando a cabo, por un importe de 36,2 millones de euros. Durante el año 2008 se dedicaron 729.043 euros la extensión de una nueva capa de rodadura en diferentes tramos, así como otros 408.621 euros en la travesía de Miranda de Ebro y en otras actuaciones concretas. En 2009 también se destinaron 623.245 euros a fresado, reposición y lechada bituminosa.

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