La nueva cubierta que cerrará la antigua iglesia del Monasterio de San Juan posibilitará el uso de este espacio durante la mayor parte del año, aunque no estará climatizado.
Javier Lacalle presentaba este proyecto, que tras años de andadura y cambios en su diseño opta por una cubierta plana, con estructura tubular de acero revestido de madera por dentro y cristal por fuera que no sobrepasa apenas las alturas del actual edificio en la fachada de la plaza de San Juan, y que en su fachada posterior, recrea las tres alturas originales de la antigua iglesia y protege los muros mediante un voladizo, de manera que se consolidan estas estructuras y se protegen de las inclemencias meteorológicas.
El conjunto, que mezcla unas ruinas del siglo XI y sucesivos, tendrá una cubierta con un gran plano plegado para el espacio central al que se le suman otros dos planos horizontales para la zona del ábside y para la zona que actualmente se sitúa frente a la fuente. La cubierta pretende “flotar” por encima de la ruina de forma que se pueden contemplar los restos arquitectónicos.
Este proyecto se aleja mucho del “cubo” proyectado hace años y permite crear una superficie útil de casi 1.300 metros cuadrados. En agosto se licitarán las obras, que deberán concluir en primavera y estar realizadas por una empresa especialista en restauración de monumentos y BIC.
El espacio ganado posibilita la celebración de distintas actividades, por lo que la puerta situada a la derecha de la entrada principal, volverá a abrirse para dar servicio directo al claustro. En cuanto a la iluminación, durante el día, las lamas de madera tamizarán la entrada de luz, mientras que por la noche, una iluminación puntual desde el suelo tanto hacia las ruinas como proyectada de manera indirecta sobre la madera, creará un conjunto sugerente que pondrá en valor el espacio.
El presupuesto de licitación es de 1,9 millones, de los que el 80% se financia con fondos europeos. En cuanto al proyecto, será Caja de Burgos quien se haga cargo de su coste.
El actual Monasterio de San Juan es parte de un conjunto de edificaciones que surgen en el siglo XI entorno a un monasterio benedictino situado extramuros en Burgos, siendo un lugar de paso para los peregrinos del Camino de Santiago en su paso por la ciudad.
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