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 Como siempre han mantenido los empresarios de Turismo Rural de la provincia de Burgos el sustituir la catalogación por “Espigas”, por Estrellas, va a causar innumerables confusiones, a los clientes, al ser una clasificación análoga a la de un hotel. 

El nuevo Decreto que rige la categorización de los establecimientos de Turismo rural de Castilla y León, incluye unos criterios de  evaluación manifiestamente mejorables. En opinión de TURALBUR, “parece que los criterios se han hecho con desgana, y desde un despacho alejado tanto de las exigencias del cliente, como de la realidad de los propietari@s”. 

En primer lugar, llama la atención la puntuación de los criterios de calidad, no se puntúa por cumplir requisitos individualmente, sino que se hace en grupo, lo que prostituye, el cómputo total. Sirva de ejemplo el denominado “Equipamiento exterior”; un propietario puede tener equipado su jardín con: mesas, sillas o hamacas, juegos autóctonos o equipamiento de ocio y piscina, y obtener cero puntos, y no 5, por no contar con un “banco rústico”. 

Algo similar ocurre con la eficiencia energética, una casa puede haber hecho un importante desembolso económico en la instalación de placas solares o biomasa, que si no cuenta con iluminación de bajo consumo en todo -¡en todo!- el edificio, pasará de 4 ó 5 puntos a 2, quedando su inversión sin efectos a nivel de categorización. 

Las paradojas siguen existiendo, llegando en algunos momentos al esperpento, sirva de ejemplo la circunstancia por la que, en la evaluación, no se tiene en cuenta el número de baños por plaza, sin embargo, si se restan puntos si éstos no tienen un determinado tamaño (4 m2), es decir una casa con un baño por cada 3,33 plazas con una extensión de 4,1 m2 , puede obtener la misma puntuación que una con un baño por cada 2 plazas, 5 con 6m2 y sólo uno de 3,9 m2. 

El delirio de lo extraño llega cuando se exige tener espejo en todas las habitaciones… en las habitaciones que no existen, aunque cuenten con baño (con espejo) en el mismo cuarto, también deja de sumar puntos. 

Después hay determinados aspectos, muy demandados por la clientela, que ni se puntúan ni se tienen en cuenta: como la existencia de barbacoa, chimeneas o estufas de leña o la calidad de los colchones y lencería de cama, que no se evalúa, ni puntúa. En las casas rurales, ni siquiera se valoran las actividades complementarias. 

En conclusión, para Turalbur el sistema de evaluación es deficiente, alejado de otros estándares de calidad, como las Espigas impulsadas en su día desde Asetur, (Asociación Española de Turismo Rural), o la Q turística de calidad, ambos sistemas basados en puntuaciones individuales y no en conjunto de elementos, “que convierten el sistema en injusto”.

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Publicado en: Provincia
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