Cada vez que hay una reunión de famosos, a la entrada siempre hay un “fotocool”, palabra que se ha vuelto más famosa que los que posan delante de él. Lo habitual es que las marcas patrocinadoras pongan sus logos para que, a la hora de hacer fotos, su imagen se vea reflejada y rentabilizar la inversión realizada.
Pues bien, el pasado domingo en la fiesta de San Lesmes, patrón de Burgos, a la puerta de la iglesia en la que se celebraba la misa, se produjo una situación que ya es habitual cuando los Gigantillos “reposan”, y es que se convierten en un “fotocool” improvisado, en el que todo el mundo quiere sacarse una foto, y algún que otro niño, busca debajo de las faldas de la Gigantilla para ver qué hay.
Quizás pueda ser una fuente de ingresos, que los dos personajes más representativos de Burgos luzcan algún que otro motivo publicitario para estas ocasiones, y rentabilizar este “fotocool” improvisado.
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