Hace sólo unos días, la nieve nos sorprendía en lo que suponemos será la ´”penúltima” nevada de la temporada (lo de penúltima porque las sorpresas aún pueden llegar).
Tras ese paisaje invernal, han llegado las lluvias, que han favorecido el deshielo y el aumento del caudal de los ríos.
El Arlanzón no es menos que otros ríos del entorno y hoy cruzaba la ciudad con un caudal considerable, si nos fijamos en el medidor colocado en el puente de San Pablo y en la pantalla que indica los datos fluviales del río, pantalla que como pueden apreciar en la imagen, despierta el interés de muchos “capataces”.
Mejor lo tienen los patos del Arlanzón, que estos días tienen mayor superficie de agua para nadar, aunque con una corriente más fuerte.
A pesar de las aguas color chocolate, ver el río en semejante estado no deja de satisfacernos, más que nada, porque sabemos que el suministro de agua estará garantizado en los meses de verano aunque los del botellón no puedan acudir a uno de sus lugares de cita, ya que acabarían más mojados por fuera que por dentro…
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