El otoño es una estación especial. Para unos, la más bonita del año, para otros la más triste. Pero lo que es indudable para todos es que la naturaleza cobra unos colores especiales.
Y no hace falta salir de Burgos para disfrutar de ese espectáculo que nos ofrecen los árboles en esta estación, no hay que visitar los hayedos y sus morados profundos, ni los robledales que adquieren esos tonos tostados, sólo hay que darse una vuelta por la ciudad para disfrutar de semejante espectáculo.
Y para muestra, un botón. Al lado del Centro Cívico de San Agustín, pueden disfrutar de unos árboles, de los que no conozco “filiación”, pero intentaré enterarme, que nos brindan un color que no llega al púrpura pero que pasa del magenta, y que devuelven la alegría hasta aquellos a los que el otoño nos parece triste.
Y es que el que no se contenta es por que no quiere…así que disfruten.
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