Y es cierto, que para eso se hicieron los colores. O eso reza el refrán.
El Bulevar no ha estado exento de polémica: que si los árboles me taparán las fachadas, que si antes era el ruido del tren y ahora será el de los coches, que si no habrá plazas de aparcamiento?y como no, las luces. Y es que una cosa está clara: cuando nos ?sacan? de las farolas tradicionales, nos cuesta asimilar nuevas formas. Ya hubo antecedentes con las famosas farolas de la Plaza Mayor y la peana del equilibrio de Carlos III, que con todos mis respetos al señor Viaplana, a mí, particularmente, no me gustaban.
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